De Rocío

Cuando era adolescente me avergonzaba (un poco) de mi padre. No se parecía en nada a ningún otro padre. Tenía un acento extraño, No alzaba la voz Tenía bigote y rizos en el pelo… Y un coche viejo. Cuando era pequeña adoraba a mi padre Era grande, fuerte, suave y templado. Sabia reír y recogerme del suelo cuando me hacia daño, Sabia limpiar los cristales y hacer que se llenara de luz toda la casa. Sabia freir berenjenas y hacer mermelada de mora, Leer diez libros por día, Y nadar en cuatro estilos diferentes… Ahora admiro a mi padre Salió él solo del laberinto, Aprendió a amar A decir si Disfruta de cosas como viajar en autobús O beber un vaso de agua Pinta por amor a lo que existe y después regala sus cuadros Te quiero papa. Rocio