SEMBLANZA DE HOMBRE ALADO
- Domingo Araya
- 26 abr 2020
- 1 Min. de lectura
En un día como hoy, hace 71 años, afortunadamente, llegó Domingo al mundo
y el mundo llegó a él para que lo sembrara con luz y color
-lucidez y belleza -
Apoco de nacer quedó herido en un ala,
recién olfateaba la vida recostado entre las lunas del pecho materno.
Con el ala buena se alzó sobre un tronco
-mejor parado, mejor sentado- dijo
y alzó la voz con su lengua filuda
anunciando algo que nadie comprendió.
Con los años supe que anunciaba el amor fati:
aceptación y amor por todo lo que es como es y porque es
bandera de lucha y espada para batir demagogos, tiranos y mesiánicos
Con su ala buena fue bisagra para reunir la sangre familiar,
temprano dejó su sombra para emprender el vuelo
alrededor del mundo y al interior de si mismo
a la zaga de la escurridiza luz
para tocar el enigma de su existencia
arrastrando la culpa de haber nacido hasta la ignominia
escarbando en sórdidos socavones
libando y chingando
sintiendo sin cesar y con ardor
correteando el escurridizo amor
amando con el alma hasta desangrarla
Batiendo sus dos alas extendidas -ahora robustas y tornasoladas -
barrió el polvo de la muerte pegajosa
y arropó bajo su alero las cuatro hijas que parió
-candor y belleza-
un almácigo de minerales, almejas y corales
cuatro verdades aladas para acompañar el viaje hasta el final.
Subió a las alturas del saber humano
y bajó cantando verdades nuevas
se peinó con la filosofía universal
pintó el mundo como un poseso
escribió como los dioses
buscó hasta saber que eso no tiene fin
amó al prójimo casi como a sí mismo
Guapeó, porfió y no se rindió
como un guerrero impenitente
tendiendo el almajar de su alma de seda
para envolver el mundo
con luz y color -lucidez y belleza-…
Andrés

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