Amada ausente y presente

Hoy, en las aguas de la Fuente, Cómo no pensar en ti, madre adorada? Agradecido de poder vivir, sentir y gozar Porque tú así lo quisiste, Porque tú, por amor, me lo permitiste, Como hizo el Creador con su Hijo, el Mundo, Dejando el sitio, Y aunque no te he podido disfrutar a ti en tu apariencia concreta, Te siento en la belleza del mundo Y en mi amada presente, María, A quien puedo besar y saborear, En su piel suave y dulce, En su alegre presencia. A través de ti, Amada, También amo a la que se fue Y que vuelve en ti. Gracias madre. Tú, madre, quisiste engendrarme y Traerme al mundo, No te importó el peligro que eso conllevaba, Pues viste el Todo y no te resististe, Aceptaste el duro Destino, Cumpliste tu promesa de semilla, La que muere para dar el fruto, Y yo llegué al mundo con tu ausencia, Te busqué ansiosamente, Me agarré de lo que pude, Anduve perdido por los caminos, No tuve donde recostar la cabeza, Desesperé, Pero me fuiste enviando regalos, A mis cuatro hijas, Y hoy a María, La has enviado tú? En ella te he reconocido a ti Y mi corazón está en paz, Reconciliado y dichoso.