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POEMA DEL SALTIMBANQUI

  • Foto del escritor: Domingo Araya
    Domingo Araya
  • 25 abr 2020
  • 2 Min. de lectura

Van alegres por los caminos

Del ancho mundo

En un carromato verde

Acompañados de perros y gatos

Dejando una estela

De dulce regocijo.

Van con sus trajes de colores,

Retazos de terciopelo

De seda

De organdí

Recogidos en azarosos mercados

Traídos de Oriente.

Van sin rumbo fijo

Siguiendo rutas desconocidas

Hacia lugares donde los esperan

En las fiestas

Donde cantarán y bailarán

Contarán cuentos

Leyendas y sueños

Que llevan consigo

Y que de año en año van puliendo

Desde hace siglos.

Llevan instrumentos musicales

Títeres

Escenografías

Un cofre lleno de trapos

Pájaros de colores

Números de circo

Visiones.

Cruzan los campos sembrados de trigo

Se internan en bosques umbríos y llenos de voces

Beben de las fuentes en las montañas

Recogen peras y manzanas en los huertos

Pero nunca se detienen

En su eterno deambular.

Ahí van los saltimbanquis

La gente los espera como a la primavera

Pues traen canciones y visiones

Que ayudan a pasar el invierno

Que nos hacen más ligeras las enfermedades

Que se ríen de la severa muerte.

Los saltimbanquis van acompañados de

Niños y

Animales

La perra Lua

El gato Mishu

Para ellos todo es uno

Dios está en todas partes

Y hasta un gusano es digno de reverencia.

Viven y crean al mismo tiempo

Por eso visten con trajes multicolores

Se ponen una nariz roja

No tienen mañana

Y conservan intacta la esencia.

Los saltimbanquis no creen en este mundo de plástico,

No participan en él,

Se han marginado,

No rinden culto al dinero

Ni a las fachadas ostentosas

Ni a las pantomimas de los políticos,

Nada entienden de la Bolsa

Ni ven la necesidad de las guerras,

Ellos van por los caminos

Creando

Amando

Gozando

Orando

Atentos a lo visible y a lo invisible

Instalados en la inocencia del presente

Ajenos al futuro que atemoriza

Y al pasado que culpa.

Los saltimbanquis son frágiles como el pétalo de una flor,

Efímeros como una gota de rocío,

Van huyendo de las máquinas de guerra

De la peste financiera que acecha como una hiena hambrienta

De la locura del humanoide extraviado en el laberinto de cemento

De las necrópolis asfixiadas por el humo de los vehículos

Que no conducen a ninguna parte.

Yo me voy con los saltimbanquis

Por los caminos del ancho mundo

Voy cargado de poemas

Con mi traje multicolor

No llevo armas

Ni dinero

Tengo el Cielo arriba

Y la Tierra abajo

Escucho sus voces

Y las transcribo sin pretensiones

Movido por el amor

Que une lo disperso

Y media entre los extremos.

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