EL MENSAJE POÉTICO Y POLÍTICO DE GARCÍA LORCA
- Domingo Araya
- 29 oct 2020
- 4 Min. de lectura
Vicente Aleixandre, a propósito de Federico, dice: “No hay quien pueda
definirle. Su presencia, comparable quizá solo y justamente con el tifón que
asume y arrebata, traía siempre asociaciones de lo sencillo elemental… y su
vida, tan hermosamente de acuerdo con su obra, fue el triunfo de la libertad…
era capaz de toda la alegría del Universo; pero su sima profunda, como la de
todo gran poeta, no era la de la alegría.”
Poeta trágico, apolíneo y dionisíaco a la vez, la vida y la muerte danzando
juntas, como corresponde a ese sentimiento trágico de la vida profundamente
español. Tragedia que está viva en la fiesta de los toros, donde aparece “la
muerte rodeada de la más deslumbradora belleza” (dice Federico en una
entrevista). Se consideraba un español integral y, por lo mismo, cosmopolita.
Declara: “Soy hombre del mundo y hermano de todos.” Rechazaba los
nacionalismos excluyentes.
Federico pensaba que la poesía debe comprometerse con los problemas de los
humanos: “El artista debe llorar y reír con su pueblo. Hay que dejar el ramo de
azucenas y meterse en el fango hasta la cintura para ayudar a los que buscan
las azucenas.” Dice que la poesía “es el misterio que tienen todas las cosas”.
No fue un artista de las estrellas ni de la abstracción, sino plenamente telúrico.
Por esta vocación hacia lo popular, siente un llamado especial por el teatro, al
cual concibe como “la poesía que se levanta del libro y se hace humana”, que
grita, llora y ríe a través de personajes vivos. El teatro de Lorca es un teatro
poético en verso. Lleva su compañía, “La Barraca”, por toda España montando
los entremeses de Cervantes, Fuente Ovejuna de Lope de Vega; La Vida es
sueño de Calderón; El burlador de Sevilla de Tirso y otras muchas. Monta esas
obras como sus autores querían y las ofrece al pueblo pobre y rudo “terreno
fértil a todos los estremecimientos del dolor y todos los giros de la gracia”. Era
un teatro universitario que para el poeta fue su obra más importante. Él era el
director principal de una comunidad de artistas que ofrecían espectáculos
gratuitos en todos los rincones olvidados de España.
En cuanto a uno de sus poemarios más célebres, “El romancero gitano”, nos
dice el propio autor que es el poema de Andalucía. Afirma que es un poema
anti-flamenco y para entender esto leamos su artículo “El canto primitivo
andaluz”, dedicado al cante jondo, al que define así: “…un grupo de canciones
andaluzas cuyo tipo genuino y perfecto es la siguiriya gitana.” El origen de esta
música proviene de la India, del nacimiento mismo del canto. “Es una
maravillosa ondulación bucal, que rompe las celdas sonoras de nuestra escala
atemperada, que no cabe en el pentagrama rígido y frío de nuestra música
actual, y abre en mil pétalos las flores herméticas de los semitonos”. El
flamenco, se deriva del cante jondo y adquiere forma definitiva en el siglo XVIII.
Siguiendo a su amigo Manuel de Falla, estudioso del tema, afirma que “es el
único canto que en nuestro continente ha conservado en toda su pureza, tanto
por su composición como por su estilo, las cualidades que lleva en sí el cante
primitivo de los pueblos orientales”. La poesía de Lorca y en especial el
“Poema del cante jondo” y “El Romancero gitano”, hunden sus raíces en el
cante jondo.
Este poeta que amaba lo sencillo, sentía en carne propia el sufrimiento de la
humanidad y crea su inmensa obra como modo de protestar contra la injusticia
y la miseria. Por eso afirma en una entrevista: “yo siempre soy y seré partidario
de los pobres, de los que no tienen nada y hasta la tranquilidad de la nada se
les niega”.
Fue un poeta humilde, amante de la tierra y de la pobreza bienaventurada del
campesino. Este amor telúrico está en Bodas de sangre, en Yerma y en toda
su obra. En el prólogo a su comedia “El maleficio de la mariposa” nos dice que
esa pieza la oyó de un viejo silfo del bosque, que le cuenta una parábola en la
que un insecto dijo de repente “yo te amo, mujer imposible” y envenenó la vida
con esa frase, pues era la Muerte disfrazada de Amor. El silfo también hace
algunas preguntas y una exhortación: “¿Por qué os causan repugnancia
algunos insectos limpios y brillantes que se mueven graciosamente entre las
hierbas? ¿Y por qué a vosotros los hombres llenos de pecados y vicios
incurables, os inspiran asco los buenos gusanos que se pasean tranquilamente
por la pradera tomando el sol en la mañana tibia? ¿Qué motivo tenéis para
despreciar lo ínfimo de la Naturaleza? Mientras que no améis profundamente a
la piedra y al gusano no entraréis en el reino de Dios.”
La perturbación de la vida empieza con el olvido de la presencia de Dios, del
Amor, en lo ínfimo, en lo humilde, en todos los planos de la vida. A partir de
este reconocimiento, el amor vuelve a ser posible para el ser humano.
Es en su obra teatral de juventud “Mariana Pineda” donde encontramos el
fervor político de Lorca por la libertad. Hablando de esta heroína popular, dice
Federico: “…era una mujer, una maravilla de mujer, y la razón de su existencia,
el principal motor de ella, el amor a la libertad”. Pienso que este símbolo
también lo encarna el propio poeta quien, como Mariana, fue mártir de ese
amor. Al final de la obra, Mariana exclama: “Yo soy la libertad porque el amor lo
quiso, / ¡Pedro!, la libertad por la cual me dejaste. / Yo soy la libertad herida por
los hombres. / Amor, amor, amor y eternas soledades.”
En la época actual, donde el totalitarismo del siglo XX amenaza con volver con
nuevas ínfulas, es fundamental releer al poeta de la libertad y del amor. Tal vez
el propio Federico en la cruel hora de su sacrificio repitió las palabras de su
Mariana cuando exclama: “Amas la Libertad por encima de todo, / pero yo soy
la misma Libertad. Doy mi sangre, / que es tu sangre y la sangre de todas las
criaturas. / ¡No se podrá comprar el corazón de nadie! / Ahora sé lo que dicen
el ruiseñor y el árbol. / El hombre es un cautivo y no puede librarse.”
Pero el anhelo del poeta es que nos liberemos de lo que nos ata y nos hace
sumisos. Poeta de la gracia, del amor y de la muerte, el poeta trágico que dice:
“Si muero/ dejad el balcón abierto.” Quiere decir: abierto a la vida y a la muerte,
a la libertad.
Madrid, octubre de 2020.
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