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POEMA DE LA TIERRA

  • Foto del escritor: Domingo Araya
    Domingo Araya
  • 25 abr 2020
  • 2 Min. de lectura

La vasta tierra asediada,

Por la dura ley de comer y ser comido,

Llena de colmillos y garras,

Desgarrando las entrañas rojas,

De escamas como escudos,

Antimisiles tierra-aire,

Y debajo del agua salada, la inmensa carnicería.

Las razas humanas,

Como las hormigas,

En sus megápolis que son necrópolis,

Guardando sus tristes territorios asolados,

Desolados,

Armados de pies a cabeza,

Inmovilizados bajo sus corazas pétreas,

Oscuros guerreros,

Crueles y despiadados

Arrasando la pobre tierra yerma.

En las guaridas las mujeres aterradas

Con sus niños sorprendidos de tanta crueldad.

La Tierra gime de dolor y de sangre.

¿Por qué tanto dolor inútil?

Humanos tristes,

Sanguinarios.

Desde la expulsión del Edén,

Desde que Caín asesinó a Abel,

Los pobres humanos vagan por la tierra ensangrentada,

Violando y matando,

Huyendo,

Bajo la ley de Hierro,

Guiados por el odio,

Destruyendo todo lo que se levanta.

Es posible que toda esta historia de sangre,

Sea un juego de niños en relación a lo que viene,

Al total exterminio de toda brizna de vida sobre el Planeta.

La solución final

Se vislumbra como un inmenso holocausto

Donde no quedará piedra sobre piedra,

Un Apocalipsis de fuego.

Y, sin embrago,

La Sabiduría de Dios se encarnó y habló con voz humana,

Asumió la triste condición del barro,

De la descomposición,

De la Muerte.

Y predicó el amor.

Y el aroma de las frutas,

Y toda la belleza del Mundo,

Nos hablan de la gracia,

Como el rocío sobre un tenue pétalo,

Tembloroso y elocuente.

Las semillas hablan de otra historia,

Y la Luz,

El resplandor del Espíritu en todas partes,

La historia del amor es otra.

El dolor de los soldados agonizantes en el campo de batalla,

Los torturados,

Los hambrientos,

Los inocentes mancillados,

No reciben esa Luz,

Y Dios sufre y muere con ellos.

La vida salvaje

Se encuentra con el espíritu.

Son distintos y no se entienden.

Pero están destinados a mezclarse y caminar juntos.

Vamos hacia la Luz,

Seres oscuros y tristes,

La redención de nuestra miserable oscuridad

Por la Luz.


La Luz sintió piedad por los hijos de la Tierra,

Y se metió entre los terrones negros,

Creció como Hija de la Tierra,

Siendo Luz

Pura Luz,

Se hizo humus,

Vegetal,

Animal y

Humana,

Y busca la Luz eterna del Cielo.

Todo el dolor del Mundo,

Como una gota de sangre,

Lleva un germen de Luz.

Se nos ha prometido la Luz,

Que seremos Luz.

Por ahora solo vemos las lejanas estrellas en la noche negra,

Inalcanzables,

Como promesas de la Luz.

Reptamos sobre la Tierra sufriente,

Elevamos nuestros melancólicos ojos hacia la Luz,

Levantamos nuestras plegarias,

Prosternados,

Incapaces de hacer más daño,

Purificados por el agua y el fuego,

Gérmenes de Luz.

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